Caricias y Pellizcos, Galeria Isabel Hurley, Málaga, 20 de Abril, 2018

La exposición explora el lenguaje de las manos en una serie de acciones que involucran el hacer, el gesto y la huella a través de la cerámica. Las piezas cuestionan dinámicas de una política corporal: como el dialogo entre la izquierda y la derecha, lo duro y lo maleable, lo orgánico y lo artificial, la simetría y el defecto. En un conjunto de enunciaciones gestuales mezclados con residuos cotidianos se hacen comentarios irónicos al paisaje hecho con las manos.

 

CUANDO EL PAISAJE ES LA PIEL

Los mecanismos que mantienen la vida odian exhibirse; acostumbran esconderse bajo una capa de belleza o una acumulación de accidentes que, según correspondan, llamamos paisaje o piel. Es a este encubrimiento estético que ha dedicado Natalia Castañeda Arbeláez su indagación artística.

Desde las primeras exposiciones; la reflexión sobre el paisaje, sus métodos y sus formas atraviesa la obra. Hay pinturas que convierten el color en una mirada inquisidora de la naturaleza, hay instalaciones que invitan a interactuar con su fragilidad, hay esculturas que nos llevan a preguntarnos sobre lo que vemos y sobre la necesidad de representarlo. Hay ríos que fluyen como una forma de optimismo vital y hay videos que convierten la observación de la montaña en  una meditación en la que la belleza y las dudas nos pegan como viento en la cara.

El trabajo de Natalia observa con atención la pasión estética del planeta y nos obliga a preguntarnos el porqué de su existencia. En Caricias y Pellizcos, Natalia se toma un respiro de las caminatas y los viajes y se encierra en el taller a trabajar la arcilla; un material que también se esconde bajo la superficie del mundo que vivimos pero que, una vez descubierto, ha dado al hombre casa, herramientas cotidianas y posibilidades de auto representación.

La arcilla es tal vez el material artístico más primitivo y es por eso mismo un material al que hay que entregarse sin prejuicios ni prevenciones. En manos de Natalia, la cerámica se convierte al mismo tiempo en piedra, cuerpo o paisaje industrial y su flexibilidad o dureza se esculpen como fetiche, desecho o piel. En las esculturas de tamaño mediano opone lo industrial a lo sensual, lo que ha construido la máquina y lo que ha sido fruto del deseo de lo biológico por reproducirse. Son piezas que contraponen lo residual con lo efímero;  figuras en las cuales la mano no intenta dar forma sino seguir el rastro de un mundo que se levanta gracias a la necesidad de amor, el capricho o la desesperación.

Junto a ellas, se exponen piezas más pequeñas y, por eso mismo, más íntimas. Pequeñas esculturas que acarician el barro, lo presionan, le dan masajes, lo pellizcan, lo soban e, igual que en las relaciones humanas, son producto de un cariño y una complicidad que dejan huellas imposibles de borrar. Este conjunto de cerámicas vuelve piedra lo que alguna vez fue entrega y, con ello, nos lleva a preguntarnos porque la vida es un eterno querer y, al tiempo, un eterno riesgo.

El tercer componente de la exposición es un video en el cual la reflexión sobre lo vivo y sobre su representación es un dialogo entre un brazo y una mano inquietos y sus dobles en barro. Lo que inicialmente es un homenaje pasa a ser conversación, juego de opuestos y complementarios, de izquierda y derecha, de fuerzas que sueltan o agarran. Una charla que tiene un momento de esplendor y, poco a poco, va perdiendo el jugueteo y la alegría y se convierte en reclamo y violencia.

¿Son el amor y el deseo una forma de plenitud o sólo el inició de la decadencia?, ¿Acariciarse, besarse o pellizcarse son caras de la felicidad o señales de una futura tristeza? ¿Por qué lo maleable pasa por el fuego y se hace piedra? ¿Por qué el deseo es también una manera de autodestrucción?

En últimas, Natalia convierte el barro en materialización del tiempo, muestra como el paso de los días destruye incluso el más hermoso paisaje o la más hermosa piel. Piel y paisaje son al mismo tiempo la máxima expresión de la belleza y fachadas de un mecanismo vivo que se agota, que muere, un mecanismo que queramos o no, se descompone.

SERGIO ALVAREZ

Politica Interior (trailer) from natalia castañeda on Vimeo.

Agradecimientos:

A mi familia y David Koral, a la Escola d`Art la Industrial, Jordi Camprubí y Marc Vidal por todas sus enseñanzas con la cerámica, a Sergio Álvarez por su bello texto “Cuando el paisaje es la piel”, Turgot Design por el espacio y apoyo, a Dolores Mendy, Sebastian Ruiz y Alejandra Vera por toda su amistad y colaboración.

Caricias y Pellizcos, Galeria Isabel Hurley, Málaga, 20 de Abril

Ceramic exhibition that puts this material in dialogue with sculpture, installation and video, exploring the language of the hands in a series of actions that involve doing, gesture and handtprint. Ceramics question domestic policy dynamics, such as the dialogue between the hard and the malleable; the left and the right; the organic and the artificial; the symmetry and the default. They are a set of gestures enunciations mixed with daily residues. As ironic comments to the landscape made with the hands.

WHEN THE LANDSCAPE IS THE SKIN

The mechanisms that sustain life hate to be exhibited—they usually hide under a layer of beauty or an accumulation of accidents that, as appropriate, we call landscape or skin. It is to this aesthetic cover-up that Natalia Castañeda Arbeláez has dedicated her artistic inquiry.

From the first exhibitions, the reflection on the landscape, its methods and its forms crosses the work. There are paintings that turn color into an inquisitive look at nature, there are installations that invite us to interact with their fragility, there are sculptures that lead us to ask ourselves about what we are seeing and the need to represent it. There are rivers that flow as a form of vital optimism and there are videos that turn mountain observation into a meditation in which beauty and doubts strike like wind in the face.

Natalia’s work observes with attention the aesthetic passion of the planet and forces us to ask ourselves why it exists. In Caricias y Pellizcos, Natalia takes a break from walking and travelling, and locks herself in the workshop to work the clay, a material that is also hidden beneath the surface of the world we live in but that once discovered has given man a home, daily tools and possibilities of self-representation.

Clay is perhaps the most primitive artistic material and is therefore a material to which oneself must devote without prejudice or bias. In the hands of Natalia, ceramics become at the same time stone, body or industrial landscape and its flexibility or hardness are sculpted as fetish, scrap or skin. In medium sized sculptures she opposes what is industrial to what is sensual, what the machine has built and what has been the result of the desire of the biological to reproduce.  They are pieces that contrast what is residual with what is ephemeral, figures in which the hand does not try to give shape but to follow the trail of a world that rises thanks to the need for love, caprice or despair.

Smaller and therefore more intimate pieces are exhibited alongside them. Small sculptures that caress the mud, press it, massage it, pinch it, rub it and, as in human relationships, are the product of such love and complicity that leave traces impossible to erase. This set of ceramics turns into stone what was once delivery and, with it, leads us to ask ourselves why life is an eternal will and an eternal risk at the same time.

The third component of the exhibition is a video in which the reflection on the living and its representation is a dialogue between a restless arm and hand and their mud doubles. What is initially a tribute becomes a conversation, a game of opposite and complementary, of left and right, of forces that release or grasp. A talk that has a moment in the sun and that slowly loses its playfulness and joy and becomes complaint and violence.

Are love and desire a form of prime or just the beginning of decadence? Are caressing, kissing, or pinching faces of happiness or signs of a future sadness? Why does the malleable pass through fire and become stone? Why is desire also a way of self-destruction?

Natalia turns ultimately the mud into the materialization of time, showing how each passing day destroys even the most beautiful landscape or the most beautiful skin. Skin and landscape are at the same time the maximum expression of beauty and the cover of a living mechanism that is exhausted, that dies, a mechanism that breaks down, whether we like it or not.

SERGIO ALVAREZ

Politica Interior (trailer) from natalia castañeda on Vimeo.

Agradecimientos:

A mi familia y David Koral, a la Escola d`Art la Industrial, Jordi Camprubí y Marc Vidal por todas sus enseñanzas con la cerámica, a Sergio Álvarez por su bello texto “Cuando el paisaje es la piel”, Turgot Design por el espacio y apoyo, a Dolores Mendy, Sebastian Ruiz y Alejandra Vera por toda su amistad y colaboración.

Caresses et pincements, Galeria Isabel Hurley, Málaga, Abril – May

L’exposition explore le langage des mains dans une série d’actions qui impliquent la fabrication, le geste et l’empreinte à travers la céramique. Les pièces questionnent la dynamique d’une politique corporelle: comme le dialogue entre la gauche et la droite, le dur et le malléable, l’organique et l’artificiel, la symétrie et le défaut. Dans un ensemble d’énoncés gestuels mêlés à des résidus du quotidien, on note une certaine ironie.

 


QUAND LE PAYSAGE EST LA PEAU

Les mécanismes qui fomentent la vie détestent s’exhiber; Ils se cachent généralement sous une couche de beauté ou une accumulation d’accidents que nous appelons paysage ou peau selon les circonstances. C’est à cette dissimulation esthétique que Natalia Castañeda Arbeláez a consacré sa recherche artistique.

Depuis ses premières expositions; la réflexion sur le paysage, ses méthodes et ses formes caractérisent son travail. Ses peintures transforment la couleur en un regard curieux de la nature, ses installations nous invitent à interagir avec leur fragilité, ses sculptures nous amènent à nous interroger sur ce que nous voyons et sur le besoin de le représenter. Les rivières qui coulent comme une forme d’optimisme vital et ses vidéos  transforment l’observation de la montagne en une méditation dans laquelle la beauté et les doutes nous frappent comme le vent dans le visage.

L’œuvre de Natalia observe avec attention la passion esthétique de la planète et nous force à nous interroger sur la raison de son existence. Dans Caresses and Pincements Natalia laisse de côté les promenades et les voyages pour s’isoler dans l’atelier afin de travailler l’argile; un matériau qui se cache aussi sous la surface du monde où nous vivons mais qui, une fois découvert, a donné à l’homme des outils quotidiens et des possibilités d’auto-représentation.

L’argile est peut-être le matériau artistique le plus primaire et est donc un matériau qui doit être livré sans préjugés ni préventions. Entre les mains de Natalia, la céramique devient à la fois pierre, corps ou paysage industriel et sa souplesse ou sa dureté prend la forme d’un fétiche, de détritus ou de la peau. Dans les sculptures de taille moyenne, il oppose l’industriel au sensuel, ce que la machine a construit et ce qui a été le fruit du désir biologique de se reproduire. Ce sont des pièces qui opposent le résidu à l’éphémère; des figures où la main n’essaie pas de se modeler mais de suivre la trace d’un monde qui se lève grâce au besoin d’amour, de caprice ou de désespoir.

A leur côté, des pièces plus petites  et par essence plus intimes sont exposées. Ces petites sculptures caressent la boue, la pressent, la massent, la pincent, la pétrissent et, comme dans les relations humaines, elles sont le produit de l’affection et de la complicité qui laissent des traces impossibles à effacer. Cet ensemble de céramiques redevient pierre ce qui nous amène à nous demander pourquoi la vie est un désir éternel et, en même temps, un risque éternel.

Le troisième volet de l’exposition est une vidéo dans laquelle un dialogue entre un bras et une main agités et ses doubles dans la boue pousse à la réflexion sur le vivant et sur sa représentation. Ce qui est au départ un hommage devient conversation, un jeu d’opposés et de complémentarité, gauche et droite, de forces qui se séparent ou se saisissent. Une conversation qui a un moment de splendeur et, petit à petit, passe de la séduction et la joie à la revendication et la violence.

L’amour et le désir sont-ils une forme d’accomplissement ou seulement le début de la décadence? Est-ce que les caresses, les baisers ou les pincements sont des visages du bonheur ou des signes d’une future tristesse? Pourquoi le malléable passe-t-il au feu et devient-il pierre? Pourquoi le désir est-il aussi un moyen d’autodestruction?

En fin de compte, Natalia transforme la boue en matérialisation du temps, montre comment le passage des jours détruit même le plus beau des paysages ou la plus belle des peaux. La peau et le paysage sont en même temps la représentation maximale de la beauté et la façade d’un mécanisme vivant qui s’épuise, qui meurt, un mécanisme qui se décompose que l’on veuille ou non.

SERGIO ALVAREZ

Politica Interior (trailer) from natalia castañeda on Vimeo.

Agradecimientos:

A mi familia y David Koral, a la Escola d`Art la Industrial, Jordi Camprubí y Marc Vidal por todas sus enseñanzas con la cerámica, a Sergio Álvarez por su bello texto “Cuando el paisaje es la piel”, Turgot Design por el espacio y apoyo, a Dolores Mendy, Sebastian Ruiz y Alejandra Vera por toda su amistad y colaboración.

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