Curaduría de José Jiménez

Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo.

El MEIAC, Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo, continua con la serie de exposiciones “La expresión iberoamericana”, comisariadas por José Jiménez, muestras individuales de artistas latinoamericanos. La quinta presentación, “Raíces y futuro” de Natalia Castañeda Arbeláez, (28 de octubre de 2022 al 19 de febrero de 2023) presenta un conjunto de obras que permite apreciar en profundidad el trabajo abierto e implicado en todo aquello que hoy vivimos de esta artista multimedia.

Como eje central de su trayectoria se sitúa la voluntad de unir el arte y la ciencia, lo que podemos sentir y representar a través de los soportes artísticos y lo que la ciencia nos dice sobre la situación del planeta en el que vivimos. Ese planteamiento se despliega en una síntesis de dos disciplinas fundamentales para saber de dónde venimos: la arqueología, y a dónde estamos yendo: la ecología.

Natalia Castañeda interroga las formas de la naturaleza: el agua, la tierra, las piedras, las montañas… Y dialoga con ellas a través de un flujo abierto de soportes artísticos: dibujos, pinturas, vídeos, instalaciones, objetos, cerámicas, esculturas… El mundo queda abierto ante nuestra mirada, y así nuestros ojos conducen nuestra sensibilidad y nuestra mente a la interrogación de dónde y cómo vivimos hoy en este mundo asediado por la crisis creciente de esa naturaleza de la que somos parte.




Entre dos paisajes, un amasijo de gestos y de esfuerzos, me dirigen a retomar el ascenso y a sucumbir en las luces de un vestigio anterior. El movimiento que nos dirige arriba en la montaña también nos encausa en la vertiente e incita a cavar la tierra. Así, se conectan las entrañas a las cimas, los glaciares a las cámaras de tiempo, las estalactitas a la sombra de la montaña, los retablos a las piedras, el cielo a la gruta. A pesar de no lograr tocar ninguno de los  extremos, son ideas poéticas además de circunstancias climáticas, experiencias que cortan el aliento y someten el cuerpo a sensaciones límite. Estas coordenadas ubican mis recorridos, entre líneas dibujadas una y otra vez, por las que me detengo a observar los perímetros que delatan movimientos geológicos, tectónicos y volcánicos, de intervenciones humanas y no humanas. Son tramas que presagian sucesos pasados y especulan futuros amalgamas residuales. En un vaivén de insistencias, de retornos y contornos, la manía de aprehender formas arcaicas y eficientes, reclaman el esfuerzo de volver a replicar la línea, de rotar en su eje para vivenciar el cambio, de animar el recuerdo y de entregarse al cauce de las posibilidades.

En un relato de especulaciones de un tiempo sin glaciares, de cuevas exfoliadas, de retablos sin rezos,  de figuras hechas piedra, las grietas se dilatan para proponer fugas a la insistente rotación. Las capturas de un clima cambiante ofrecen pistas para compensar la dialéctica, penetrar la cumbre y alcanzar el recoveco. Así, la representación inmoviliza el rotar, retiene el gesto, perpetua la materia y transforma la tierra orgánica en materia lítica, así como todos y cada uno de los seguimientos hechos con la línea, que componen un espacio de tramas donde dirigir la mirada, contrarrestar la corriente y contextualizar el vestigio.  Natalia Castañeda, fragmento del texto del catálogo.

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